martes, 18 de octubre de 2016

Tanques de ideas y propuestas

En los últimos años se ha extendido el uso del término anglosajón “think tank” (que literalmente se traduciría como “tanque de ideas”) para referirnos a diversos centros de estudios e investigación aplicada que tienen entre sus objetivos analizar, generar evidencia y elaborar propuestas de políticas públicas que coadyuven al desarrollo.

Algunos think tanks le dan mayor énfasis a la investigación académica original y revisión entre pares expertos, que sustente la rigurosidad de sus iniciativas. Otros centros le ponen más empeño a la divulgación de propuestas entre un público más amplio y a la incidencia en los tomadores de decisiones de política. Sin embargo, los thinks tanks más reconocidos tienden a hacer bien ambas tareas.

Algunos think tanks están afiliados a universidades públicas o privadas, otros centros son creados a partir de una fundación benefactora, la mayoría de think tanks se mantienen independientes de filiación política (aunque esto no signifique que no haya  preferencias reveladas por diversas doctrinas políticas entre sus miembros), otros sí tienen conexión institucionales con algunos partidos.

El protagonismo que han ido adquiriendo los think tanks en el Perú ha sido particularmente importante para apoyar el desarrollo de políticas públicas, puesto que los cuadros en el Estado no suelen contar ni con el tiempo ni los recursos para dedicarlos a generar nueva evidencia, ideas y propuestas. Asimismo, los partidos políticos han carecido de estructuras permanentes que les permita hacer este trabajo de base. También ha sucedido que muchas universidades no realizan investigación aplicada al desarrollo, ni se conectan con la discusión de políticas.

Desde el 2013 la iniciativa “On Think Tanks” y la revista PODER reconocen anualmente a los think tanks que han destacado por su producción e incidencia en la discusión de políticas públicas en el Perú.

Hoy en día resulta difícil pensar en lo que se habría logrado sin el concurso (en las propuestas, debate e implementación) de organizaciones como el Grupo de Análisis para el Desarrollo (GRADE), el Grupo Apoyo, el Instituto de Estudios Peruanos (IEP), el Instituto Peruano de Economía (IPE), Macroconsult, la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA),  Soluciones Prácticas, Videnza, o el Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico (CIUP). Todos ellos han sido reconocidos por sus iniciativas a lo largo de los últimos años.

En nuestro país, además de think tanks, podemos calificar a estos centros como “policy maker tanks” pues conforman un conjunto valioso de expertos, que muchas veces son los que más han investigado y discutido propuestas en cada sector, y que luego se convocan para servir en la administración pública.


Una vez finalizada esta experiencia en la acción, ellos suelen regresar a los think tanks a repensar los temas, después de haber enfrentado las múltiples restricciones de la política, y a enriquecer las agendas de reflexión y propuesta futura. Y así se completa un círculo virtuoso, que hay que promover y aplaudir, tal como haremos en estos días durante la “Semana de la Evidencia” organizada por la Alianza Peruana para el Uso de la Evidencia.

Publicado en  El Comercio el día 15 de octubre de 2016

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